Bibliotecología

En 2017 comencé a estudiar Bibliotecología y Ciencia de la Información. Hacía años que ya estaba convencido de que nunca iba a aparecer una carrera universitaria en mi vida. Y de prontó llegó a mí. ¿O yo llegué a ella? Nos encontramos, en fin, como en esas historias de amor de las películas. Un espacio donde puedo volcar todo lo aprendido en recorridos anteriores: otras carreras, estudios particulares, emprendimientos de investigación, trabajos. Una docena de profesores y sólo 30 personas por año; una especie de pueblito o gran familia, escondidos en la Facultad más grande de nuestra Universidad. Y en mi caso, esos 30 compañeres me hacen sentir cada día de cursada como si hubiera vuelto a la escuela, pero sin las partes horribles. Lo mejor es que cada persona a la que tratamos de decirle qué estudiamos entiende, primero, que queremos hacer biotecnología, y luego cree saber de qué se trata ser bibliotecarix en el siglo XXI, pero no tiene la menor idea y tampoco se lo sabemos explicar. Cuando nosotres ingresamos a la carrera, el folletito que lo explicaba todo se titulaba: «Biblio… ¿qué?» A mí me gustaría explicártelo de esta manera: en los vericuetos de esta carrera podés encontrarte investigando la historia de la lectura, codeando una página HTML, oficiando de gestorx de un centro cultural, editando una revista, e incluso -¡increíble!- trabajando en una biblioteca. La yapa: vas a conocer a la mayor cantidad de gente a la que le gustan los juegos de rol que viste en tu vida.

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