«Hay una voz / dentro de mí / que me recuerda que te mentí. / Suena peor / en la canción, / no es para tanto. / (Pero igual, sí.)
Miranda!, «Navidad»
«Orange» es una historieta china que tuvo gran éxito en Francia. En Buenos Aires se consigue en mesa de saldos a muy poca plata (más barato que un café). El autor, Zhang Lin, conocido como Benjamin, encuentra belleza en la soledad, la depresión, el suicidio…
…Muuucha belleza en un poquiiito de soledad, depresión y suicidio. Tanta que resulta sospechoso. Es difícil saber si es sincero o si se está haciendo el depresivo para resultar más «artístico». ¿Acá hay tristeza de verdad, o es sólo una pose?
1. BELLEZA
Benjamin dibuja como los dioses. Si buscan cualquier nota en Internet van a encontrar este dato en primer lugar. Vean sus dibujos: pinceladas expresivas sobre figuras realistas y exactas, mediante trabajo digital. En el caso de «Orange» Benjamin se ocupa de que cada viñeta sea lo más bella posible. Es casi grasa; la belleza, como todo atributo de la narración, se beneficia con el contraste. Cuando una viñeta se ve más fea la de al lado se luce más. En esta historieta donde pasan tantas cosas feas, me quedo pensando si la pincelada de Benjamin no estará hablando de una belleza que rodea a los personajes sin que la puedan tocar.
2. DEPRESIÓN, SOLEDAD Y SUICIDIO
(Salteen este apartado si no quieren enterarse del final.) Resumen argumental: A Orange, una adolescente de algún conurbano chino, sus amigas le parecen superficiales, los chicos con los que sale maleducados, la ciudad fea. Siente que cuanto más tiempo pase más difícil le será no ensuciarse con lo que la rodea, pero no elabora un plan de escape. Lo más cercano que tiene es su costumbre de subir de vez en cuando a la terraza de su edificio a pensar en suicidarse.
Un día conoce a Deshu, un pintor alcohólico con una visión del mundo bastante parecida, pero que no parece preocuparse por nada. Le envía una carta contándole cómo vive y piensa. Deshu también encuentra en ella a alguien que vale, y decide despojarla de sus tendencias suicidas de un modo bastante drástico: suicidándose él, delante de ella. Se tira de la terraza al pavimento. Y funciona.
3. POSE
La verdad, “Orange” utiliza a la depresión para que uno diga “Oh, qué historieta profunda.” En el grupo de lectura estamos de acuerdo. Pero no quiero que, distraídos por cómo se toma lo que dice demasiado en serio, pensemos que no tiene nada que decir. Sería una pena, porque es una historieta que entiende algunos mecanismos de la depresión. Y los mecanismos de alguna salida posible.
No cualquier depresión: «Depresión egocéntrica», lo llamaría. Es cuando a uno no le alcanza con estar mal, necesita de otro que se entere de lo mal que está uno. Se es presa de un mundo de contradicciones: Como egocéntrico, se piensa en uno mismo pero se necesita constantemente del otro, como una obra de teatro que deja de existir si no hay espectador. Como depresivo, la búsqueda de la compasión del otro puede alejarlo, si se percibe la intención.
La depresión egocéntrica viene aparejada de una gran necesidad. Es una necesidad enfermiza como la del adicto a su adicción. Se alimenta de la atención del otro como de un combustible, crece y pide más, es una necesidad histérica, imposible de satisfacer.
La salida de la «Depresión egocéntrica» pasa por otro lado y la historieta «Orange» lo entiende. No es la atención del otro, es la atención AL otro lo que nos puede sacar del pozo. Interesarse por alguien es lo que les da a los protagonistas esa conexión que tanto ansiaban con el mundo real.
(¿No lo mencioné todavía? La preocupación por lo real/falso de la trama, que nos aparecía como lectores, está contagiada en las páginas mismas. Deshu y Orange quieren escapar de las risas superficiales y no encuentran quién les crea su tristeza. El suicidio aparece como un escape de la vida cotidiana a un mundo sin mentiras, tan definitivo como el pavimento.)
En conclusión: Hay pose de tristeza y hay tristeza también. Porque hay veces que sos egocéntrico, pero igual estás pasando un mal momento. Con suerte encontrás alguien por quien valga la pena tirarse de una terraza.
(Escrito a raíz de las discusiones en el club de lectura de historietas «Rorschach». ¡Gracias chicos!)